Ella descansa. Duerme sobre una campera agena. Recorre mundos, mundos que despierta, buscará en vano.
Su pelo negro se acurruca detrás de su nuca. Sus ojos grises, ojos que lo dicen todo o no dicen nada, ojos curiosos, ojos ciegos que te miran sin ver, que te conocen con solo escucharte respirar, esos ojos se escondian destras de unos parpados palidos, translucidos. Su pequeña boca se destaca, roja como siempre, floreciendo de la piel más suave. Sus manos,manos robadas de alguna escultura solitaria en un museo escondido, se posan sobre su pecho, quién se mueve al compás de la respiración más sincera, al compás de el vals mas hermoso.
No la despiertes, por favor, no la muevas. Dejala ser todo lo que ella quiera,¿Que le importa a ella que la noche halla caido sin perdon? ¿Qué le importa a ella que sea tarde? ¿Qué le importa el tiempo? ¿Qué tiempo?
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