29.7.11
28.7.11
Pero un saque groso ehh
Así como que me da ganas de pegarle?
que la gente diga que nacio en epocas y lugares equivocados
sabes que? la verdad que no, porque te puedo asegurar que aunque hubieras nacido en esa "epoca dorada", esa en la que soñas con vivir, seguro, que preferirias vivir en otra epoca.
A lo que apunto, es que toda epoca tiene cosas buenas y malas, como todo en esta vida.
Asi que porque no nos dejamos de romper un poco las pelotas, pidiendo cosas que no podemos tener, mirando lo bueno en el resto y lo malo en lo que nos tocó y empezamos a vivir esta vida, con sus cosas buenas y malas.
DESCARGUE.
La cuestión es que ahora me siento inencible sin hacer ninguna alucion a su muerte así que, que en paz descanse
Es estupido decir "Felices ... (edad que cumple) !" por ejemplo; Felices 16 !!!
porque esos 16 años, ya los viviste, bien o mal, ya está.
A lo hecho pecho.
Por lo cual, deberiamos decir "Felices futuros años !"
O no?
Estas vacaciones se podrian calificar como las más inutiles en la historia de las vacaciones inutiles.
Voy por el record
19.7.11
Es como si la simple accion de descubrir una nueva escena se viera cubierta por un velo de suspenso, una accion vertiginosa y lo primero que haces al entrar, es buscar en sus ojos una respuesta a esa pregunta que te estuviste haciendo todo el camino hasta llegar.
Escudriñas los ojos, en busca de lagrimas, de tranquilidad, de ingenuidad.
Y despues, todo responde de la respuesta, no hay mucho que decir.
13.7.11
¿Siempre estubo, no tan presente, pero no ausente?
3.7.11
Había llegado mucho antes de la hora que habíamos acordado. No fue apropósito, simplemente no podía estar encerrada en mi casa contando los minutos para salir, de cualquier modo, creo que hice bien, en James Park mis pensamientos parecen ordenarse.
Amo ese parque, por eso lo propuse para encontrarme con él. Guarda misterios, personajes que se esconden tras de los arboles, historias que se enriendan, que concluyen, historias que las hojas susurran para que las escuchen.
Cuando caminaba hacia el punto de encuentro, me cruzé con un joven pintor abstraído en su cuadro, definitivamente había nacido en la época equivocada, parecía que se remontaba a mediados del siglo XIX. Me acerqué un poco para ver qué pintaba. Con mis pocos conocimientos sobre el arte, lo reconocí como una obra impresionista. Los pequeños trazos de la obra representaban mejor que nada la suevidad de la luz colándose por las hojas, era una fotografía del momento, que pronto no representaría el presente sino un vago pasado. Los colores eran más vivos que en cualquier otra pintura que haya visto, la pintura de colores se superponía dejando al ojo del espectador ver colores que el artista no tenía en su paleta. Esa obra no era nada científico, todo lo contrario, era puro instinto lo que dominaba la mano del joven, su ojo entrenado veía cosas que yo nunca podría ver. Observé como la pasión corria por las venas del hombre, pintando y pintando, hasta que se dio vuelta y sus ojos se clavaron en mi, entonces reanudé el paso como si hubiera salido de un transe.
Caminé y caminé hasta llegar a la orilla de un lago, desde allí si veian los contornos de los edificios a la distancia iluminados por un lado y proyectando sombras por el otro. Me sente sobre un césped verde, rodeada por arboles con hojas caducadas en las gamas de los naranjas y marrones, una timida ardilla bailaba en el tronco de un árbol, moviendose con una agilidad que ni el mayor trapesista lograría . A lo lejos, un sauce amarillo lloraba sobre el lago mientras una bandada de cisnes blancos rompia con la tranquilidad del agua, quien reflejaba las ciudades y los arboles como si fuera un gran espejo mostrándonos un mundo paralelo al nuestro.
El sol se empezaba a esconder tras los arboles y me pregunté si el joven pintor ya habría terminado su cuadro, “Ojalá si” pensé.
Mientras debatía conmigo misma la posibilidad de que el artista volviera mañana a la misma hora y al mismo lugar a terminar su obra y probablemente sus ojos ya no captarían la misma esencia escuché unos pasos que aplastaban las hojas caídas de los arboles. Sin siquiera darme vuelta supe que era él y mi corazón empezó a sacudirse con fuerza como si mis costillas fueran su cárcel. Giré lentamente y lo vi.
Era él.